El siglo XVII español se caracteriza por su decadencia. La miseria y los harapos son consecuencia del contexto general: fiscalidad, desorden monetario, expulsión de los moriscos, comercio internacional, llegada de los metales preciosos del Nuevo Mundo. Todos estos argumentos hacen que España, en su Centro, en su Norte, en su Levante y en su Sur, sufre.
En América, los puertos que acogían la flota española eran principalmente tres: Veracruz, Portobello, Cartagena. Los llamaban los “puertos del tesoro”. En cuanto a La Habana era el corazón del meno español y el punto donde todos los barcos de las dos flotas de Indias se reunían durante la primavera, antes de cruzar el Atlántico, de vuelta al Viejo Mundo.
La Habana tenía un puerto estrecho, protegido por sus enormes fortificaciones con una guarnición de 6.000 hombres y 180 cañones. Esto sirvió para protegerse de los ataques piratas, sobre todo ingleses.